El pasado sábado día 23 de Noviembre, se celebró en Güemes el homenaje popular a D. Ernesto Bustio, párroco de Güemes y Bareyo, por la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, medalla concedida en Mayo pasado, en reconocimiento por su trayectoria de vida dedicada a ayudar a los demás y crear conciencia solidaria.
El homenaje consistió en una misa solemne concelebrada, con actuación de varios coros de la zona y la participación del Delegado del Gobierno, Agustín Ibáñez y la Alcaldesa de Santoña, Puerto Gallego, una de las impulsoras de la concesión de la Medalla a D. Ernesto. La Iglesia de Güemes se llenó a rebosar, no pudiendo acceder al acto numerosas personas, deseosas de arropar con su presencia al párroco y amigo Ernesto.
Una vez finalizada la misa, los asistentes se trasladaron a la campa del albergue de peregrinos, donde se repartió una estupenda paella para 750 personas, la cual no fue suficiente para atender a todos los participantes. Fue tal la afluencia de gente a esta celebración, que hubo que recurrir a los bocadillos para los que se quedaron sin su ración de paella.
A continuación tuvo lugar un encuentro solidario y de amistad, en el que, los distintos pueblos por donde Ernesto ha ejercido como párroco, (Tresviso, Somaoz, barrio San Francisco de Santander, Güemes y Bareyo), recordaron las vivencias acaecidas en distintas etapas de la vida de Ernesto, dejando patente todos ellos la gran humanidad, solidaridad, amistad e implicación de este párroco en cada zona por la que ha ejercido su ministerio.
Como concusión, Ernesto dirigió unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes, volviendo a recordar que la concesión de la medalla no era por el mérito de su labor exclusivamente «sino del trabajo generoso y solidario llevado a cabo por gentes de diferentes edades, ideologías y pueblos».
Seguidamente, distintas asociaciones y particulares ofrecieron regalos a Ernesto y por parte de la Junta Vecinal de Güemes se le hizo entrega de una placa conmemorativa del acto celebrado.
Es de destacar el gran cariño y amistad que todas las gentes del entorno le profesan a Ernesto, ya que hubo representación de todos los pueblos de las Siete Villas, notándose una gran afluencia de amigos procedentes del barrio San Francisco de Santander.